Lifelong Learning
Hoy sabemos que lo único que no dejamos de hacer a medida que envejecemos es aprender. Las neurociencias confirman que la plasticidad cerebral es una característica del ser humano, es decir que las personas siempre seremos capaces de aprender nuevos conocimientos y desarrollar nuevas habilidades, aunque pasen los años. De esta forma, el aprendizaje a lo largo de la vida (lifelong learning) se volvió esencial para el crecimiento personal y profesional.
Esta capacidad se da tanto para los jóvenes que recién se insertan laboralmente como para las personas que buscan reinventarse después de los 60 años, quienes ya son personas mayores, según establece la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. La educación a lo largo de la vida, además, se volvió un rasgo clave para las organizaciones que buscan desarrollarse en entornos cambiantes y capitalizar el conocimiento individual de sus colaboradores.
Ahora bien, ¿cómo motivar el aprendizaje de por vida? La velocidad de la tecnología, los nuevos descubrimientos científicos o el mercado laboral que demanda que las personas actualicen sus conocimientos constantemente son algunos de los motivadores más comunes. Esto es así porque estar al día con los conocimientos amplía las posibilidades de que nuestro talento sea reconocido en una búsqueda laboral. Sin embargo, el miedo a quedar afuera de una oportunidad no es el motivador de aprendizaje más poderoso. Y tampoco el mundo del trabajo es el único que nos motiva a querer saber cada vez más.
Lo que impulsa el aprendizaje de por vida es “la pasión del explorador”. Quien explora no sólo conoce lo que ya existe sino que conquista nuevos saberes, los va creando a medida que avanza en el camino. Las personas guiadas por la pasión del explorador aprenden desde la curiosidad y son capaces de adquirir conocimientos más rápidamente que las guiadas por el miedo. A su vez, las mueve un compromiso por generar impacto en cualquiera sea el área que les interese y se sienten más bien desafiadas, en vez de apabulladas, por imprevistos u obstáculos. La emoción ante desafíos inesperados y el deseo de conectarse con pares para optimizar el conocimiento o su puesta en práctica son factores que nutren esta pasión.
Otro concepto relevante a la hora de explicar qué motiva el lifelong learning es la actitud del “aprendiz de por vida”, que es la de una persona que aprende, desaprende y reaprende a lo largo de los años. Este es un tema de estudio por parte de expertos en gestión y management porque las organizaciones se nutren de perfiles desafiantes, y esta forma de ser se centra, precisamente, en la curiosidad, la flexibilidad y la pasión por lo desconocido.
La actitud de “aprendiz de por vida” está en aumento debido a la disponibilidad cada vez mayor de información y su difusión a través de entornos digitales. Estas personas se vuelven más adaptativas y resilientes que otras. Un ejemplo basta: según cuentan sus biógrafos, el mismo Theodore Roosvelt, ex presidente de Estados Unidos, era adepto a aprender siempre: antes de ser el máximo responsable de ese país leía un libro por día sobre los temas que creía que debía tratar al llegar a la Casa Blanca.
¿Cómo nutrir tu curiosidad para aprender y explorar de por vida? Aquí, algunos tips:
- Cultivar la mentalidad de aprendizaje: buscar de forma proactiva temas y nichos de interés, nuevas áreas de aprendizaje, desafíos que resulten motivadores para adquirir nuevos conocimientos.
- Buscar espacios de crecimiento de valor: generar una comunidad de aprendizaje es fundamental para compartir el entusiasmo, por eso es recomendable participar en talleres, cursos y encuentros de aprendizaje donde los debates se vuelvan colectivos.
- Aceptar los errores como parte del proceso: identificar las dificultades es el puntapié inicial para reaprender en un sentido diferente. ¡Será más exitoso el proceso la próxima vez! Explorar el propio estilo de aprendizaje: no todas las personas aprendemos igual, es sumamente importante que conozcas los tiempos, modos y estrategias que te resultan más eficientes.
Todas las personas podemos ser aprendices de por vida. Sin importar la edad, el momento de la vida o de la carrera profesional, podemos entrenarnos para ser capaces de aprender en todo momento. Este cambio de mentalidad propone modificar la concepción tradicional acerca de cómo las organizaciones aprenden. Ya no basta con sumar expertos/as que trabajan aislados/as sino que el paradigma sobre el que se trabaja actualmente es el del aprendizaje colaborativo. De esta forma, se vuelve escalable, compartido y más poderoso ya que todos cada miembro de la organización y cada uno de los equipos, contribuyen a generar conocimiento nuevo, más innovador y trascendental. Esta forma de pensar en el aprendizaje organizacional conduce a adquirir nuevos saberes de forma continua y a resolver los problemas de manera creativa. Es decir, a construir cosas nuevas, a innovar en cada campo.
En este camino, es más que valioso abrazar la mentalidad del explorador y la actitud del aprendiz de por vida. La capacitación continua es una invitación a descubrir y proponer nuevas soluciones en todos los órdenes del desarrollo profesional. La adaptabilidad, la resiliencia y la disposición para aprender son activos valiosos en todas las esferas, en un mundo que evoluciona rápidamente.
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