El poder de las mujeres en el emprendedurismo
No fue hasta octubre de 1990 que una mujer emprendedora protagonizó una portada en Forbes: la business woman por excelencia, Madonna. La nota se titulaba con una pregunta: “¿Es ella la mujer de negocios estadounidense más inteligente?”. A pesar de conseguir un espacio en un mundo dominado por hombres, aún cabía espacio para la duda. La sociedad no se dignó a sentenciar que sí, que ella es brillante, que revolucionó la historia de la música, que generó millones. Había una pregunta.
Mucho ha cambiado desde entonces, pero 33 años no son demasiado y aún queda alguna resaca de aquella época. Si bien Forbes actualmente incluye a las mujeres en su contenido, sigue trazando una línea en la sección Mujeres y en listas como “Las 100 mujeres más poderosas”, en lugar de incluirlas junto con el resto de los hombres de sus rankings. La idea no es analizar Forbes, pero funciona como un retrato de estos tiempos.
La buena noticia es que si armaron esa lista es porque existen mujeres poderosas. Porque las habilidades están. De hecho, las mujeres representan un tercio del emprendedurismo de alto impacto a nivel mundial, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM). “El emprendedurismo es una parte de la economía en la que las mujeres siguen desempeñando un papel activo. Es importante que los educadores, líderes y formuladores de políticas entiendan los desafíos y barreras que enfrentan las mujeres en el mercado”, explicó Amanda Elam, autora e investigadora del informe de GEM.
En relación a esto, el Harvard Business Review destaca tres aspectos claves del emprendedurismo en las mujeres (y por qué hay que promoverlo): en primer lugar, dice que la participación de las mujeres es fundamental para la creación de empleo. Si forman parte de un tercio del emprendedurismo global, eso significa que toda esa porción en algún momento contratará a una o más personas; por otro lado, se destaca la variable reinversión: en mercados emergentes, las mujeres invierten 90 centavos por cada dólar de ganancia en la educación, salud y nutrición de sus familias. Se entiende, entonces, que el crecimiento económico de las mujeres también beneficia a las familias, comunidades y bienestar del país. Por último, el factor innovación: si se define innovación en el mercado como la oferta de productos nuevos para algunos o todos los clientes, las mujeres empresarias tienen niveles más altos de innovación que sus homólogos masculinos.
Por todo esto, es importante celebrar, impulsar y apoyar a las mujeres emprendedoras. En pos de una sociedad más justa, las mujeres deben ocupar los mismos espacios que los varones. Melina Masnatta, fundadora de Chicas en Tecnología, se refería al sector Tecnología cuando dijo la siguiente frase, aunque desde Edustorm creemos que aplica a cualquier área: “Recuperar nuestros lugares no es una responsabilidad solamente nuestra, es colectiva, porque si lo logramos ya no será solo un grupo el que diseñe el futuro, mientras el resto nos quedamos atrapados o fuera del juego”.
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